UN VIAJE A TRAVÉS
DE LOS SIGLOS

El Imperio Otomano tuvo el monopolio del café durante 300 a 400 años. Se tomaron ésto tan en serio que si atrapaban a alguien tratando de sacar granos de café del Imperio, a menos de que los granos fueran sancochados ó tostados, le cortaban la cabeza. Durante el siglo XVIII, unos mercaderes Holandeses obtuvieron unos granos de café y procedieron a regalárselos al rey de Francia. El Rey los plantó y mantuvo las plantas en su invernadero, pero luego decidió enviarlas a sus islas en el Caribe donde las plantas tendrían un clima más apropiado. Las plantas fueron vigiladas durante las 24 horas del día para que nadie se las fuera a robar. Años más tarde, algunas de las semillas de esas plantas llegaron a Colombia y uno de mis antepasados, Pedro José Vásquez Calle, comenzó a hacer prueba y error tratando de encontrar la mejor manera de plantarlas.

PEDRO JOSÉ VÁSQUEZ CALLE

Pedro José Vásquez Calle, mi trastarabuelo, era un hombre muy rico y próspero. Tenía muchas minas de oro, ganado y grandes extensiones de tierra en diferentes zonas de Colombia. Por cosas de la vida, algunas de las semillas de café que llegaron a Colombia desde el Caribe (de las plantas que había mandado el Rey de Francia), fueron a dar a manos de él y él comenzó a hacer prueba y error tratando de descubrir la mejor manera de plantar café. Debido a que los Turcos tenían el Monopolio, nadie sabía realmente cómo sembrar café. Pedro tardó más de 15 años en encontrar la mejor manera de plantar café (probó en todas las alturas sobre el nivel del mar, con sombra, sin sombra, con diferentes fertilizantes, a diferentes distancias, etc.) hasta que finalmente encontró la mejor formula. Acá hay un link a un video que hizo la Cámara de Comercio de Medellín sobre Pedro y su hermano Julián Vásquez Calle donde los nombran de los 100 empresarios más influyentes de Antioquia:

En la década de 1860, la familia se exilió a Guatemala por
motivos políticos y permaneció allí aproximadamente 15 años

La familia terminó en la década de 1860 en Guatemala durante un período de exilio de aproximadamente 15 años por razones políticas. Mariano Ospina Rodríguez se había casado con la hija mayor de Pedro, Enriqueta Vásquez Jaramillo. Con la ayuda de Pedro y de mi otro trastarabuelo, José Ignacio de Márquez Barreto, quien ya había sido 2 veces Presidente de Colombia, se convirtió en Presidente de Colombia. Cuando terminó su mandato, el nuevo Presidente entrante, el General Mosquera, dio la orden de matar a Mariano. A última hora, cambió de opinión y lo envió a él y a algunos más a pudrirse en una cárcel de Cartagena (la historia de la fuga es una de mis favoritas).

Debido a esto es que la familia termina exiliada en Guatemala. Durante este período de tiempo, los hombres compraron una gran cantidad de tierra y básicamente fueron de los primeros en sembrar café en Guatemala y exportarlo a Europa y Estados Unidos. Las mujeres tenían dos almacenes que dirigían donde vendían vajillas y lencería Inglesa y Francesa, todo tipo de decoraciones, cubiertos, ropa y suministros agrícolas. Durante el exilio en Guatemala, la familia abrió un banco y otros negocios importantes. En la historia de Guatemala, se refieren a ellos como “los Colombianos.” Mi bisabuela Amalia Madriñan Vásquez nació en Guatemala.

AMALIA MADRIÑÁN VÁSQUEZ

Mi bisabuela Amalia Madriñán Vásquez nació durante el tiempo en que la familia estuvo exiliada en Guatemala. Parte de la familia regresó a Colombia a principios de la década de 1880 y otros se quedaron en Guatemala ya que se habían casado y establecido allí y tenían diversos negocios. Mariano Ospina Rodríguez, quien había sido presidente de Colombia, cuando regresó de Guatemala, publicó su libro llamado “El cultivo del café: nociones básicas al alcance de todos los agricultores” y ese fue realmente el momento en que explotó el auge del café en Colombia. Ahora había un manual que todos podían seguir para poder cultivar café. Mi bisabuela Amalia se casó con el amor de su vida, su primo José Ignacio de Márquez Vásquez. Sus madres eran hermanas y él era nieto de Pedro Vásquez Calle y de José Ignacio de Márquez Barreto, por quien lo nombraron. Amalia y José Ignacio comenzaron su propia plantación de café en 1888 y la llamaron La Amalia en honor a mi bisabuela.  

1906

UNA VIUDA CON 5 HIJOS

José Ignacio De Márquez Vásquez murió en 1906 dejando a Amalia viuda con 5 hijos. La más joven era mi abuela Amalia, que tenía poco más de un año en ese momento. Uno de los primos de mi bisabuela Amalia, el general Pedro Nel Ospina Vásquez, quien más tarde se convirtió en presidente de Colombia (hay más de 5 presidentes de Colombia en mi familia) le ofreció comprarle la plantación. Ella le agradeció, pero rechazó su oferta. Al cabo de 1920, Amalia llegó a ser una de las mayores exportadoras de café del país.

Fotografía de Jorge Obando

MONEDA PROPIA DE LA AMALIA

Mi bisabuela Amalia creó su propia moneda para pagarle a sus trabajadores por la recolección del café. La letra “T” significa “tarros”, que eran canastas que los trabajadores se colgaban de sus cuellos para recolectar el café. Había monedas de 1T, 5T, 10T y 20T. Estas eran utilizadas por los trabajadores para comprar productos en los pueblos aledaños a la plantación. Los comerciantes luego liquidaban las cantidades con mi bisabuela Amalia al precio del café en el mercado.  

PARÍS

En la década de 1920, mi bisabuela Amalia decide mudarse a París, Francia con la familia. Su hijo Gregorio iba y venía a Colombia para supervisar la plantación mientras ella estaba a cargo de las ventas de café en Europa. Allí fue donde mi abuela, Amalia De Márquez Madriñán, conoció a mi abuelo, un Judío Ruso de Minsk, Bielorrusia, Michel Rabinovitch. ¡Este fue el comienzo de una historia de amor como ninguna, llena de drama, intriga, pasión y espías, que va de continente en continente, dejando huellas indelebles!

Amalia de Márquez
Madriñán 

Michel Rabinovitch

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